Los errores financieros de las empresas son más comunes de lo que una buena práctica empresarial recomienda.
Muchas veces la toma de decisiones se cometen errores que pueden afectar negativamente la salud financiera del negocio. Por eso un adecuado Control de Gestión es clave para la gestión de una empresa.
Errores financieros de las empresas más comunes
Vamos a ver cuáles son esos errores financieros de las empresas más comunes, para así poder evitarlos.
No planificar a largo plazo
La importancia de este tipo de planificación que permite a las empresas anticiparse y prepararse para los desafíos financieros futuros, identificar y mitigar riesgos. Hay que saber a dónde queremos llegar, para poder marcar el camino.
Establecer objetivos y metas financieras realistas y alcanzables para poder tomar decisiones estratégicas.
No hacerlo, dificulta la toma de decisiones.
Hay que intentar anticipar posibles crisis económicas, y/u oportunidades de inversión.
Saber diferenciar entre una buena idea, y una oportunidad de negocio. Porque no todas las primeras son rentables económicamente.
Y la mejor forma de saberlo, es haciendo antes de nada un estudio de mercado.
Carecer de presupuesto anual
El presupuesto es la herramienta clave en cualquier tipo de negocio. Este debe ser anual. Y se debe seguir a rajatabla, siempre que las condiciones de nuestro entorno no hayan cambiado significativamente sobre la idea inicial. Marcará detalladamente, la hoja de ruta en materia de ingresos y gastos. Así como las e inversiones que sean necesarias para asegurar la viabilidad del negocio a largo plazo.
Elaborarlo es responsabilidad de la dirección de la empresa. Con la ayuda de la dirección financiera de la misma. Pero debe implicar a los diferentes departamentos que integran la organización.
Y debe ser la dirección financiera quien la consolide para darle a la dirección de la empresa la visión total.
En el presupuesto se deben así mismo incluir, desviaciones posibles, con al menos un escenario más y menos favorable. Y por ello, debe ser revisado continuamente para detectar esas posibles desviaciones.
No tener una estructura financiera adecuada y sólida es uno de los errores financieros de las empresas más grave
Esta nos debe permitir tener una adecuada gestión de los recursos financieros, que incluya:
- Mantener un flujo de efectivo de caja o “Cash Flow” adecuado y positivo. Ya hemos visto su importancia en anterior publicación.
- Control óptimo de los gastos, para evitar desequilibrios financieros. Y que también nos ayudará a ser competitivos en el mercado.
- Evitar los costes fijos, demasiado elevados. Sobre todo cuando hablamos de nuevos emprendedores.
- Tener un fondo o reserva de dinero que le permita cubrir eventualidades e imprevistos. Garantizando al menos por tres meses, las necesidades de recursos requeridos para a operación del negocio.
- Tener un nivel de endeudamiento adecuado. Falar en los puntos anteriores, nos puede provocar una necesidad de endeudamiento, que puede comprometer la viabilidad de nuestra empresa.
Tener una adecuada estructura financiera facilita la obtención de financiamiento e inyección de capital de socios, accionistas o inversionistas.
No diversificar inversiones y no hacerles seguimiento
Los recursos que posee la organización deben estar colocados en entidades y activos que se ajusten a sus políticas de inversión.
Dicha diversificación puede ser en activos mobiliarios, inversiones en sectores industriales rentables, moneda extranjera, etc.
No hacer seguimiento a dichas inversiones pueden generar riesgos innecesarios.
Y si hablamos de emprendedores y/o de empresas familiares…
A lo anterior, hay que añadir algunos casos más concretos
No saber controlar el gasto inicial
Los primeros meses de vida del negocio van a ser complejos, por lo que hay que invertir en cuestiones que sean absolutamente necesarias para el desarrollo y crecimiento de la empresa.
Desde el inicio es clave calcular correctamente el tiempo que tomará empezar a cubrir los gastos. Creer que esto ocurrirá desde el primer día es un grave error. Por tanto, hay que ser precavido. Un negocio recién abierto necesita de una inyección de dinero larga y constante, no basta con la primera. Por eso, cuando empezamos a generar ingresos, sobre todo al principio, es bueno que éstos vuelvan al flujo del negocio para que éste goce de buena salud.
Sin embargo, la inversión en comunicación y marketing es esencial para nuestro negocio desde el inicio. Por mucho que tengamos el mejor producto del mundo, si no lo damos a conocer…
Todo esto, hay que equilibrarlo y manejarlo adecuadamente.
No tener una adecuada política comercial
Además de lo dicho anteriormente, en cuanto a comunicación y marketing.
Hay que tener el precio adecuado de nuestros productos o servicios. Son muchas las cuestiones que se deben tener en cuenta antes de establecer el precio: costes, perfil del cliente, competencia, objetivo de ingresos… Si no sabemos bien cómo hacerlo, siempre podremos encontrar expertos profesionales que nos ayuden a ello.
Y una vez determinado, saber bien a quien vendemos y cómo lo hacemos. Hay que ofrecer en cuanto al método y plazos de pago para facilitar el proceso de compra a los diferentes tipos de clientes. Pero dentro de los márgenes que nuestra empresa o proyecto emprendedor pueda asumir.
Toparnos con clientes morosos que incumplan con el pago de las facturas en la primera fase de nuestra empresa puede ser crítico para nosotros. No hay que vender de cualquier forma y a cualquier precio.
La mejor manera de fidelizar a nuestros clientes es dándoles alternativas, sí. Pero también que vean que somo serios.
Mezclar las finanzas personales y corporativas como ejemplo de errores financieros de las empresas
Esto afecta sobre todo a Pymes, Autónomos y nuevos emprendedores. Y es más común de lo que se podría pensar, y mucho más de lo que es recomendable y sano para un negocio.
La caja de la empresa es para la empresa.
El emprendedor o la familia de una empresa familiar, es recomendable que se fijen un salario por el trabajo realizado. Pero separando claramente sus finanzas personales de los resultados de la empresa. Ya habrá tiempo de repartir los beneficios, acorde a la ley. Así también evitaremos riesgos fiscales.
No contar con un plan de sucesión empresarial
En no pocas ocasiones, y hablando de empresas familiares, es un punto crítico y fuente de conflictos. Es importante que las organizaciones cuenten con un plan de sucesión, acordado por los miembros de la familia, bien definido que garantice la continuidad y estabilidad de la empresa.
Bien porque haya alguien de la familia vinculado al negocio y lo conozca bien. Bien porque no lo haya y se haya definido que las riendas las llevará alguien de confianza de la familia, pero externa a esta.
Pero no solo por ver quién será la persona que dirija el negocio familiar. Si no porque esta será la responsable de que además, los errores financieros pasados o futuros, se corrijan y eviten.