Elegir la forma jurídica de nuestra empresa es algo a decidir antes de ponerla en funcionamiento. Es tan importante como que afectará a las obligaciones tributarias y contables. A la afiliación a la Seguridad Social y a la responsabilidad que los socios afrontarán frente a terceros.
Para los que están pensando, o tienen la idea de iniciar su propio negocio, en este articulo damos algunos consejos para elegir la forma jurídica más apropiada y que mejor se adapte a sus necesidades y a las de su proyecto.
Cómo elegir la forma jurídica de una empresa
Vamos a tener en cuenta una serie de factores importante. Y, en base a los mismos, veremos que es lo más recomendable.
Número de socios
Para esto nos vamos a fijar también grado de implicación y responsabilidad de estos. Por un lado, en el caso de iniciar un negocio por cuenta propia existe la opción de limitar o no la responsabilidad fiscal. Sin embargo, por otro lado, en el caso de haber más de una persona implicada o socio se recomendaría crear una Sociedad.
Por ejemplo, para emprendedores únicos, la fórmula de empresa individual o la de sociedades mercantiles unipersonales son las más adecuadas. Sin embargo, cuando hay más de un socio o emprendedor, es recomendable acudir a una forma societaria, ya sea con personalidad jurídica o sin ella.
Para ello, existen formas jurídicas diferentes para empresas en las que todos los socios van a trabajar en la misma, y otras para aquellas en las que algunos trabajarán en la empresa, mientras que otros únicamente aportarán capital. Por ello, cabe destacar lo importante que es acordar un Pacto de Socios, para que desde el principio queden claras las obligaciones y responsabilidades de los socios.
Capital inicial aportado
El capital inicial aportado también determina la forma jurídica. Esto es porque en algunos casos es imprescindible tener un capital mínimo. O dicho de otro modo, si elegimos una forma jurídica determinada estaremos obligados a un mínimo de capital.
Por ejemplo, establecerse como autónomo no requiere ningún capital inicial. Pero si nos decidimos por una Sociedad Limitada o Anónima, estas se constituyen con un mínimo de 3.000€ y 60.000€, respectivamente.
Responsabilidad patrimonial de los socios
Un aspecto muy importante a tener en cuenta es la responsabilidad patrimonial de los socios. La cual puede ser limitada o ilimitada. En el primer caso el socio sólo responde por el capital aportado. Mientras que en el caso de ser ilimitada también responde con sus bienes personales, presentes y futuros.
Responsabilidad fiscal
Mientras que el Empresario Individual (Autónomo) tributa por el Impuesto Sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Una sociedad mercantil lo hará según el Impuesto de Sociedades.
Sector de actividad
El sector de actividad al que pertenecerá la actividad empresarial también es importante, ya que la propia normativa exige adoptar una forma jurídica u otra en algunos casos. Como por ejemplo la Sociedad Anónima para aquellas entidades que operan en sectores financieros.
Por otra parte, algunas Administraciones excluyen ciertas formas jurídicas a la hora de solicitar determinadas ayudas y subvenciones.
Implicaciones de elegir el tipo de sociedad legal
En función de la forma jurídica elegida nos vamos a encontrar con más o menos dificultades administrativas.
Simplicidad de los trámites de constitución
La empresa individual requiere menores trámites de puesta en marcha. Mientras que las sociedades requieren mayores trámites. Primero porque hay que proceder a su constitución antes de iniciar la puesta en marcha.
Además, la gestión contable y fiscal será algo más complicada.
Capacidad de gestión
Un empresario individual o el socio único de una sociedad unipersonal gestiona la empresa con total libertad de elección. En una sociedad, todos los socios participan en la toma de decisiones de esta y en las pérdidas o ganancias en proporción a su aportación. La gestión la realizarán los administradores o bien un Consejo de Administración compuesto por varios socios.
Financiación inicial del proyecto
Generalmente, las entidades financieras dan más facilidad a la concesión de créditos a empresas que dispongan de avales o de la garantía que constituye un capital social elevado. Pero también, la dimensión económica de una inversión hace que sea necesaria la participación de varias personas para acometerla, por lo que normalmente se optará por constituir una sociedad.
Cuestión de imagen
Hay que tener en cuenta el efecto psicológico de nuestros potenciales clientes, ante la sensación que les pueda transmitir a forma jurídica de la empresa. Y esto puede determinar el mayor o menor éxito y confianza inicial.
Pero igualmente, se produce un efecto similar en los proveedores. Pueden confiar más o menos en nosotros en virtud de que vean a su potencial cliente de una u otro forma.