El ecosistema emprendedor está en constante transformación, y con él surgen conceptos que muchas veces se confunden o se usan indistintamente. Si tienes un proyecto en marcha o estás pensando en lanzar uno, seguramente te hayas topado con términos como startup y scaleup. Aunque parezcan sinónimos, representan etapas y realidades muy diferentes dentro del ciclo de vida de una empresa. Entender estas diferencias no es solo cuestión de vocabulario: es clave para definir tu estrategia, tus necesidades financieras y el tipo de asesoramiento que requieres.
Scaleup, el punto que todo emprendedor debe conocer. ¿Qué es?
Una scaleup es una empresa que ya ha superado la fase inicial de validación y ha conseguido demostrar que su modelo de negocio funciona. Hablamos de organizaciones que han alcanzado un nivel de madurez suficiente como para crecer de forma acelerada y sostenida, multiplicando sus ingresos sin necesidad de incrementar proporcionalmente sus recursos.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) considera que una empresa es scaleup cuando tiene al menos diez empleados y registra un crecimiento anual medio superior al 20% durante tres años consecutivos, ya sea en facturación o en plantilla. Este crecimiento exponencial es lo que marca la diferencia: más que una cuestión de aumento de ventas, se trata de de escalar operaciones, optimizar procesos y expandirse hacia nuevos mercados con eficiencia.
Las scaleups suelen caracterizarse por contar con una base sólida de clientes, un producto o servicio probado en el mercado, y una estructura organizativa que les permite absorber ese crecimiento sin perder calidad ni control. Son empresas que ya no buscan únicamente sobrevivir, sino consolidarse y expandirse de manera estratégica.
Diferencias entre “scaleup” y “startup”
Aunque ambas formas empresariales comparten un espíritu innovador, sus objetivos, recursos y desafíos difieren considerablemente. La principal distinción radica en la fase de desarrollo en la que se encuentran:
- Fase de validación frente a fase de expansión: Una startup está en pleno proceso de validar su idea de negocio, probando si existe demanda real para su producto o servicio. En cambio, una scaleup ya ha superado esa etapa y se centra en crecer de forma sostenible.
- Modelo de negocio: Las startups experimentan con diferentes modelos hasta dar con la fórmula que funciona. Las scaleups tienen un modelo ya validado y rentable, y su objetivo es escalarlo sin comprometer la rentabilidad.
- Nivel de facturación y empleados: Mientras que una startup puede operar con recursos muy limitados —incluso sin facturación inicial—, una scaleup presenta cifras de crecimiento consistentes y suele contar con una plantilla de al menos diez empleados.
- Financiación: Las startups suelen recurrir a capital semilla, préstamos o inversores ángeles para arrancar. Las scaleups, por su parte, buscan financiación más robusta —como rondas de serie A, B o C— orientada a la expansión geográfica, desarrollo tecnológico o captación masiva de clientes.
- Riesgo e incertidumbre: El riesgo en una startup es alto: la mayoría no llega a consolidarse. Una scaleup, aunque sigue enfrentando desafíos, opera desde una posición de mayor estabilidad, con métricas probadas y procesos optimizados.
- Cultura empresarial: En las startups predomina la improvisación, la flexibilidad y la búsqueda constante del «product-market fit». En las scaleups, la cultura se orienta hacia la profesionalización, la estructura y la eficiencia operativa.
¿Cómo sé que mi negocio ha llegado a la fase “scaleup”?
Identificar el momento exacto en que tu empresa deja de ser una startup para convertirse en scaleup no siempre es evidente, pero existen señales claras que indican que has cruzado esa frontera.
El primer indicador es el crecimiento sostenido de la facturación. Si tu empresa ha experimentado un incremento anual superior al 20% durante al menos tres años consecutivos, y ese crecimiento no ha sido producto de picos puntuales sino de una tendencia consolidada, estás ante un síntoma inequívoco de escalabilidad.
Otro aspecto fundamental es la incorporación de talento. Cuando tu plantilla supera los diez empleados y sigues necesitando contratar para atender la demanda sin que ello comprometa tu margen de beneficio, significa que has encontrado un modelo replicable y eficiente.
La repetibilidad del modelo de negocio también es clave. Si ya no dependes de probar hipótesis o experimentar con diferentes enfoques, sino que cuentas con procesos estandarizados que puedes replicar en distintos mercados o segmentos, tu empresa está escalando de verdad.
Además, las scaleups suelen experimentar un cambio en su estructura organizativa. Aparecen roles especializados, se definen departamentos, se implementan sistemas de gestión más sofisticados y se profesionaliza la toma de decisiones. Ya no se improvisa sobre la marcha; se planifica con datos y proyecciones.
Por último, la atención de inversores cambia radicalmente. Si tu empresa empieza a atraer fondos de capital riesgo en rondas de serie A o superiores, es porque el mercado reconoce que has superado la fase de validación y estás preparado para crecer a gran escala.
Muchas empresas se quedan atascadas en la fase de startup porque no gestionan adecuadamente este salto. Contratar sin planificar la estructura salarial, desconocer las implicaciones fiscales de entrar en nuevos mercados o no optimizar el flujo de caja son errores que pueden frenar la expansión. Por eso, contar con asesoramiento experto que comprenda las particularidades de cada etapa es fundamental para consolidar el crecimiento.
Conclusión
Entender la diferencia entre startup y scaleup te permite situarte correctamente en el mapa emprendedor y anticipar las necesidades de tu empresa. Si tu proyecto está despegando y empieza a mostrar señales de crecimiento sostenido, es el momento de profesionalizar la gestión y prepararte para escalar.
En ARRABE, acompañamos a empresas en todas las fases de su desarrollo, desde la constitución inicial hasta la expansión más ambiciosa. Nuestro equipo de asesoría laboral y contable entiende los retos específicos de las startups y scaleups, y te ofrece soluciones a medida para que puedas centrarte en lo que realmente importa: hacer crecer tu negocio de forma sólida y sostenible.






